Crisis

Colombia, Ecuador y Venezuela, una profunda crisis diplomática
Una urgente y eficiente acción diplomática debe invertir el gobierno del presidente Uribe para intentar recomponer las malogradas relaciones entre países hermanos.

Me parece prudente la actitud que ha manifestado el Gobierno hasta el momento, al negarse a responder con envío de tropas a las fronteras ni agravios verbales como sí lo han hecho sus homólogos regionales, pero creo que revelar a cuenta gotas las observaciones que arrojan los documentos y computadores encontrados, es también una posición de combate.
Rechazo rotundamente la actitud del presidente venezolano Hugo Chávez al involucrarse en una discusión de soberanía que no le compete ni mucho menos comparto el homenaje que le rindiera a 'Raúl Reyes' como 'buen revolucionario'.

Si bien, desde este espacio he defendido las gestiones del mandatario venezolano en procura de un acuerdo humanitario y del reconocimiento del conflicto armado en Colombia, rechazo enfáticamente los evidentes afectos entre Chávez y la guerrilla de las Farc.
Una cosa es proponer una discusión política para la resolución del conflicto armado y la liberación de los secuestrados, y otra muy distinta es tratar a los guerrilleros (quienes secuestran, quienes maltratan y quienes cometen actos de barbarie) como unos héroes. No señor, esa no es la izquierda que defiendo.

Por otra parte, considero que el operativo que acabó con la vida del jefe guerrillero sí violó la soberanía ecuatoriana y que Colombia le mintió al presidente Correa. La seguridad democrática nos llevó a un grave conflicto con el vecino país que debe solucionarse con grandes dosis de diplomacia.
Creo que la Casa de Nariño se apresuró al revelar los contenidos de los computadores y los documentos hallados a Reyes y ahondó esta crisis que de por sí ya es grande. Un acto prudente y diplomático, hubiese sido analiazar detalladamente todo lo encontrado y luego, ante organismos internacionales, denunciar las relaciones de la guerrilla de las Farc con países hermanos, si así fuere.

Me preocupa sobremanera el discurso bélico con el que amaneció nuestor país. En las calles, en el transporte público, en el restaurante, todos y todas hablan de apoyar al presidente Uribe e ir a una guerra total.

Estoy de acuerdo con convocar a una unidad nacional pero no para ir a las armas, sino para buscar una salida diplomática a la crisis con Ecuador y Venezuela y, también, empezar a reconocer que por ese mismo camino hay que buscar una salida al conflicto armado interno, del cual las Farc son uno de sus protagonistas.
El desconocimiento del Estado colombiano de un conflicto que desdibuja su democracia, ha logrado que salga de las fronteras y que hoy sean otros los actores involucrados.

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