Lo que nos viene
El presidente del Banco Mundial estima que la supervivencia de dos mil millones de personas está en severo riesgo a causa de la crisis de los precios sobre productos alimenticios. Sencillamente no tendrán oportunidades de solventar sus necesidades básicas con sus ingresos paupérrimos mientras los sabios economistas de los cinco continentes, desde la comodidad de sus computadoras, se desafían ante sí ara ganar el juego especulativo de la realidad. No se trata de una ficción. Inmersos estamos, más bien sujetos, miles de millones de seres humanos.
Cuatro son las conflictivas previsibles que azotarán nuestro entorno en los próximos años con una fuerza devastadora superior a las de las bombas atómicas de la II Guerra Mundial que ahora se observan demasiado simples ante el poder destructivo de las nucleares ya armadas y listas a ser detonadas cuando los equilibrios se alteren de acuerdo a la visión de los políticos con capacidad para accionar los celebres botones rotos de los que depende la salvación del planeta. Otro juego más que supera a todos los de la realidad virtual.
Los desafíos por venir, fuera de los beligerantes, se dan en torno a la migración, el petróleo, el agua y los alimentos. México está en el listado de los cuatro en situación relevante aun cuando se nos hable del blindaje financiero y la consiguiente fortaleza de nuestra economía. La realidad nos coloca frente al paredón de las dependencias como efecto de nuestra condición de país satélite con sus recursos naturales, incluyendo los energéticos, prácticamente hipotecados a la gran potencia del norte que no detiene sus proyectos injerentistas si bien ya absorbió las rectorías mexicanas en lo económico, lo social y lo político.
Ya sabemos que la parte financiera depende de los lineamientos internacionales y de la puesta en orden hacia dentro con disciplina y austeridad hacia cuantos producen; también los equilibrios sociales devienen de la segunda fuente de ingresos más importante para México, las remesas que envían los trabajadores mexicanos emigrantes pese a ser tratados con desigualdad evidente; y finalmente, en cuanto a la tutela política esta se hizo evidente en el 2000 cuando el aval y el estímulo de la Casa Blanca a favor de la alternancia hizo factible nuestra transición sin sacudimientos extremos y la protección de los detentadores del verdadero poder. Tendremos tiempo para disertar sobre ello.
Mientras, el Fondo de Población de la ONU demanda la atención global sobre un fenómeno imparable que conduce hacia la miseria y la depauperación colectiva: en las próximas cuatro décadas estima que las cincuenta naciones más pobres del planeta triplicarán su población sin generar espacios y oportunidades indispensables para el desarrollo de las nuevas generaciones. Nacerán, por tanto, condenados a ser exterminados por la ausencia de satisfactores vitales. No hay soberanía que importe ante el genocidio por hambre.
México, como es costumbre, se prepara de rebote para afrontar la conflictiva por venir. No genera sus propias iniciativas sino que reacciona su gobierno, se entiende- cuando el agua nos llega al cuello. Así ha sucedido, por ejemplo, con la crisis alimentaria que si bien es global fue predecible desde hace tiempo mientras los jilgueros gubernamentales se daban a la tarea de extender los optimismos malsanos sobre una población en estado de indefensión ante las incesantes llamaradas de la demagogia que indeclinablemente extienden después las frustraciones.
Llegamos tarde, casi por tradición, a los escenarios de las soluciones potenciales. Y, por lo general, éstas tienden más bien a la salvaguarda circunstancial de quienes ejercen el poder político, empezando por el titular del Ejecutivo federal, listos a vadear sus responsabilidades cubriéndose las espaldas. En esta línea se da el alivio de los aranceles en el renglón de los productos alimenticios con la idea de evitar una carestía mayor de los mismos. Un alivio que sería irrelevante s, desde hace años, se hubiera promovido la productividad. ¿Acaso no fue durante el salinato trágico cuando el entonces secretario de Agricultura y Ganadería, el profesor Carlos Hank González, anunció la autosuficiencia nacional en granos básicos? Poco después comenzó la importación de maíz para salvar de la hambruna a los más necesitados y con ello comenzó el dilema sobre el destino del maíz amarillo: esto es si se seguía o no distribuyendo entre los seres humanos o si sólo debía servir para abastecer a los animales. ¿Lo recuerdan? Es útil refrescar la memoria para situarnos en el contexto actual.
Los mexicanos, rehenes permanentes de la demagogia, tropezamos siempre con las mismas piedras.
Debate
De acuerdo a las expectativas de la ONU, dentro de tan sólo cuatro décadas, en el año 2050 los jóvenes de hoy no perciben lo rápido que pasarán-, México integrará, junto con la India y China, el bloque de naciones con mayores flujos de emigrantes hacia los países más desarrollados. En nuestro caso, la cercanía con la gran potencia del norte extiende a toda la frontera la más transitada del mundo por cierto-, el desafío entre los poderosos y quienes requieren sobrevivir encontrando oportunidades para laborar con o sin papeles.
El referente es, por supuesto, amargo. India y, sobre todo, China, deberán exportar mano de obra a causa de la sobrepoblación que padecen; México, en cambio, está suscrito a la miseria porque no genera riqueza per se aun cuando cuenta con impresionantes recursos en su hipotecado subsuelo. Esto es, mientras las dos grandes regiones asiáticas se extienden por el mundo elevando captaciones, los mexicanos carecen de posibilidades para arraigarse sobre el suelo patrio no por falta de espacio sino de recursos suficientes con miras a elevar la productividad de sus tierras sin perder los niveles de competencia ante los productos norteamericanos escudados en el proteccionismo de su gobierno.
No se vislumbra ninguna otra expectativa para México. Esto es como si su destino, como nación dependiente, fuera invariable. Esto es: los deficitarios regímenes públicos que hemos padecido, al influjo de un continuismo que se extendió del PRI al PAN en el ejercicio del gobierno central, dilapidaron no sólo los recursos puestos a su cuidado sino hasta la posibilidad de administrarlos correctamente. Pudimos ser ricos y acabamos siendo pobres no porque no hubiéramos contado con riqueza propia sino porque no fuimos o no fueron más bien quienes integran la clase gobernante- capaces de hacer rendir los tesoros que la naturaleza puso a nuestro alcance. No hay perdón posible para ello.
Para colmo, México y Argentina son los dos grandes focos rojos, en la perspectiva universal, en el renglón de los alimentos. Con una diferencia notable: la nación sudamericana cuenta con una ganadería próspera, generadora de las nutrientes animales que casi alcanzan la autosuficiencia, y nuestro país ha sido constantemente engañado con los anuncios oficiales en torno a nuestra capacidad de generar nuestros propios alimentos. Nada hemos podido preservar y estimular porque nos han vencido la ineficacia, la demagogia y, por supuesto, la corrupción. El cuarto jinete de nuestro propio Apocalipsis es, sin duda, la desinformación que provee de elementos a los grandes manipuladores colectivos. En este punto, quienes ejercemos el periodismo sí tenemos vela en el entierro.
El hecho es que por ello la crisis global que impacta los precios de los alimentos, con detonantes especulativos favorecedores de las expectativas de los fuertes como siempre, nos ha tomado casi por sorpresa con un gobierno más interesado en asegurar su legitimidad lo que no ha conseguido en año y medio de ejercicio-, que en enfrentar los desafíos de la compleja interrelación entre gobiernos y empresas con enorme capacidad de inversión, muchas veces superior a la de los países situados en el tercer mundo. Negar esta realidad es igual que andar a tientas.
El Reto
Para infortunio nuestro, de acuerdo a los análisis globales, México está considerado, en la misma línea, por la escasez de agua dulce hemos secado fuentes con la mayor irresponsabilidad imaginable-, y su condición de región productora del ambicionado petróleo con todo y sus notables yacimientos. El Hoyo de la Dona, en el Golfo de México, regulado desde el periodo presidencial del estadounidense Bill Clinton ahora casi cesante en materia política tras el descalabro de su esposa, la inquieta Hillary de la vista gorda-, con discrecionales acentos, esto es sólo observando el interés propio y la pobre capacidad de México para reaccionar con grandeza e igualdad de miras.
Al respecto no dejo de señalar una fatalidad: quien más conocía del asunto, José Ángel Conchillo Dávila, fue arrollado por un tráiler en la madrugada del 4 de agosto de 1998, precisamente cuando su sabiduría era de estratégica importancia para frenar las ambiciones sin medida del fuerte. Conchillo, claro, se oponía a la tendencia en pro de la privatización de los recursos de la Dona como ha sido pretensión de las grandes compañías petroleras de la Unión Americana.
Una muerte oportuna, sin duda, para los intereses del establishment.
La Anécdota
El futuro será para los especuladores. No hay duda sobre ello salvo si se produce un cataclismo como predicen las profecías acerca de un hombre negro gobernando la Casa Blanca como preludio de una tercera guerra universal.
En La Habana, en febrero de 2002, el Nóbel de Economía, Robert Mundell, situó la perspectiva respecto a las naciones del tercer mundo, México entre ellas, ante un desafío:
–Estos países debieran diversificar sus reservas monetarias para no asfixiarse con los vaivenes del dólar; esto es dejando parte de ellas en esta divisa pero otras en euros y hasta en yens. Con ello podrían protegerse ante las crisis inevitables de cada moneda.
Quien no especule, o no se prepare para especular, está sencillamente vencido de antemano. ¿Acaso tal es el sino del Banco de México
Tirado daqui.
Cuatro son las conflictivas previsibles que azotarán nuestro entorno en los próximos años con una fuerza devastadora superior a las de las bombas atómicas de la II Guerra Mundial que ahora se observan demasiado simples ante el poder destructivo de las nucleares ya armadas y listas a ser detonadas cuando los equilibrios se alteren de acuerdo a la visión de los políticos con capacidad para accionar los celebres botones rotos de los que depende la salvación del planeta. Otro juego más que supera a todos los de la realidad virtual.
Los desafíos por venir, fuera de los beligerantes, se dan en torno a la migración, el petróleo, el agua y los alimentos. México está en el listado de los cuatro en situación relevante aun cuando se nos hable del blindaje financiero y la consiguiente fortaleza de nuestra economía. La realidad nos coloca frente al paredón de las dependencias como efecto de nuestra condición de país satélite con sus recursos naturales, incluyendo los energéticos, prácticamente hipotecados a la gran potencia del norte que no detiene sus proyectos injerentistas si bien ya absorbió las rectorías mexicanas en lo económico, lo social y lo político.
Ya sabemos que la parte financiera depende de los lineamientos internacionales y de la puesta en orden hacia dentro con disciplina y austeridad hacia cuantos producen; también los equilibrios sociales devienen de la segunda fuente de ingresos más importante para México, las remesas que envían los trabajadores mexicanos emigrantes pese a ser tratados con desigualdad evidente; y finalmente, en cuanto a la tutela política esta se hizo evidente en el 2000 cuando el aval y el estímulo de la Casa Blanca a favor de la alternancia hizo factible nuestra transición sin sacudimientos extremos y la protección de los detentadores del verdadero poder. Tendremos tiempo para disertar sobre ello.
Mientras, el Fondo de Población de la ONU demanda la atención global sobre un fenómeno imparable que conduce hacia la miseria y la depauperación colectiva: en las próximas cuatro décadas estima que las cincuenta naciones más pobres del planeta triplicarán su población sin generar espacios y oportunidades indispensables para el desarrollo de las nuevas generaciones. Nacerán, por tanto, condenados a ser exterminados por la ausencia de satisfactores vitales. No hay soberanía que importe ante el genocidio por hambre.
México, como es costumbre, se prepara de rebote para afrontar la conflictiva por venir. No genera sus propias iniciativas sino que reacciona su gobierno, se entiende- cuando el agua nos llega al cuello. Así ha sucedido, por ejemplo, con la crisis alimentaria que si bien es global fue predecible desde hace tiempo mientras los jilgueros gubernamentales se daban a la tarea de extender los optimismos malsanos sobre una población en estado de indefensión ante las incesantes llamaradas de la demagogia que indeclinablemente extienden después las frustraciones.
Llegamos tarde, casi por tradición, a los escenarios de las soluciones potenciales. Y, por lo general, éstas tienden más bien a la salvaguarda circunstancial de quienes ejercen el poder político, empezando por el titular del Ejecutivo federal, listos a vadear sus responsabilidades cubriéndose las espaldas. En esta línea se da el alivio de los aranceles en el renglón de los productos alimenticios con la idea de evitar una carestía mayor de los mismos. Un alivio que sería irrelevante s, desde hace años, se hubiera promovido la productividad. ¿Acaso no fue durante el salinato trágico cuando el entonces secretario de Agricultura y Ganadería, el profesor Carlos Hank González, anunció la autosuficiencia nacional en granos básicos? Poco después comenzó la importación de maíz para salvar de la hambruna a los más necesitados y con ello comenzó el dilema sobre el destino del maíz amarillo: esto es si se seguía o no distribuyendo entre los seres humanos o si sólo debía servir para abastecer a los animales. ¿Lo recuerdan? Es útil refrescar la memoria para situarnos en el contexto actual.
Los mexicanos, rehenes permanentes de la demagogia, tropezamos siempre con las mismas piedras.
Debate
De acuerdo a las expectativas de la ONU, dentro de tan sólo cuatro décadas, en el año 2050 los jóvenes de hoy no perciben lo rápido que pasarán-, México integrará, junto con la India y China, el bloque de naciones con mayores flujos de emigrantes hacia los países más desarrollados. En nuestro caso, la cercanía con la gran potencia del norte extiende a toda la frontera la más transitada del mundo por cierto-, el desafío entre los poderosos y quienes requieren sobrevivir encontrando oportunidades para laborar con o sin papeles.
El referente es, por supuesto, amargo. India y, sobre todo, China, deberán exportar mano de obra a causa de la sobrepoblación que padecen; México, en cambio, está suscrito a la miseria porque no genera riqueza per se aun cuando cuenta con impresionantes recursos en su hipotecado subsuelo. Esto es, mientras las dos grandes regiones asiáticas se extienden por el mundo elevando captaciones, los mexicanos carecen de posibilidades para arraigarse sobre el suelo patrio no por falta de espacio sino de recursos suficientes con miras a elevar la productividad de sus tierras sin perder los niveles de competencia ante los productos norteamericanos escudados en el proteccionismo de su gobierno.
No se vislumbra ninguna otra expectativa para México. Esto es como si su destino, como nación dependiente, fuera invariable. Esto es: los deficitarios regímenes públicos que hemos padecido, al influjo de un continuismo que se extendió del PRI al PAN en el ejercicio del gobierno central, dilapidaron no sólo los recursos puestos a su cuidado sino hasta la posibilidad de administrarlos correctamente. Pudimos ser ricos y acabamos siendo pobres no porque no hubiéramos contado con riqueza propia sino porque no fuimos o no fueron más bien quienes integran la clase gobernante- capaces de hacer rendir los tesoros que la naturaleza puso a nuestro alcance. No hay perdón posible para ello.
Para colmo, México y Argentina son los dos grandes focos rojos, en la perspectiva universal, en el renglón de los alimentos. Con una diferencia notable: la nación sudamericana cuenta con una ganadería próspera, generadora de las nutrientes animales que casi alcanzan la autosuficiencia, y nuestro país ha sido constantemente engañado con los anuncios oficiales en torno a nuestra capacidad de generar nuestros propios alimentos. Nada hemos podido preservar y estimular porque nos han vencido la ineficacia, la demagogia y, por supuesto, la corrupción. El cuarto jinete de nuestro propio Apocalipsis es, sin duda, la desinformación que provee de elementos a los grandes manipuladores colectivos. En este punto, quienes ejercemos el periodismo sí tenemos vela en el entierro.
El hecho es que por ello la crisis global que impacta los precios de los alimentos, con detonantes especulativos favorecedores de las expectativas de los fuertes como siempre, nos ha tomado casi por sorpresa con un gobierno más interesado en asegurar su legitimidad lo que no ha conseguido en año y medio de ejercicio-, que en enfrentar los desafíos de la compleja interrelación entre gobiernos y empresas con enorme capacidad de inversión, muchas veces superior a la de los países situados en el tercer mundo. Negar esta realidad es igual que andar a tientas.
El Reto
Para infortunio nuestro, de acuerdo a los análisis globales, México está considerado, en la misma línea, por la escasez de agua dulce hemos secado fuentes con la mayor irresponsabilidad imaginable-, y su condición de región productora del ambicionado petróleo con todo y sus notables yacimientos. El Hoyo de la Dona, en el Golfo de México, regulado desde el periodo presidencial del estadounidense Bill Clinton ahora casi cesante en materia política tras el descalabro de su esposa, la inquieta Hillary de la vista gorda-, con discrecionales acentos, esto es sólo observando el interés propio y la pobre capacidad de México para reaccionar con grandeza e igualdad de miras.
Al respecto no dejo de señalar una fatalidad: quien más conocía del asunto, José Ángel Conchillo Dávila, fue arrollado por un tráiler en la madrugada del 4 de agosto de 1998, precisamente cuando su sabiduría era de estratégica importancia para frenar las ambiciones sin medida del fuerte. Conchillo, claro, se oponía a la tendencia en pro de la privatización de los recursos de la Dona como ha sido pretensión de las grandes compañías petroleras de la Unión Americana.
Una muerte oportuna, sin duda, para los intereses del establishment.
La Anécdota
El futuro será para los especuladores. No hay duda sobre ello salvo si se produce un cataclismo como predicen las profecías acerca de un hombre negro gobernando la Casa Blanca como preludio de una tercera guerra universal.
En La Habana, en febrero de 2002, el Nóbel de Economía, Robert Mundell, situó la perspectiva respecto a las naciones del tercer mundo, México entre ellas, ante un desafío:
–Estos países debieran diversificar sus reservas monetarias para no asfixiarse con los vaivenes del dólar; esto es dejando parte de ellas en esta divisa pero otras en euros y hasta en yens. Con ello podrían protegerse ante las crisis inevitables de cada moneda.
Quien no especule, o no se prepare para especular, está sencillamente vencido de antemano. ¿Acaso tal es el sino del Banco de México
Tirado daqui.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home