O amor embeleza
Eduardo Lizalde-Dicen que el amor embellece
Y es cierto:
yo la vi embellecer contra mi vida
y no logré nunca volverla menos joven
ni menos bella en mi favor.
El amor embellece
y nadie lo detiene en esos casos.
Yo la vi embellecer,
con mala envidia,
sin pizca de literatura:
la vi afinar el texto marfilino
de su fisonomía,
vi andar la primavera por su piel
en dos semanas – y era enero -;
vi sus senos medianos florecer,
los troncos de sus muslos redondear,
su pelo en sedas de ceñida flama
desplegarse;
vi la vida crecer en torno suyo
como en invernadero de carnes opulentas
y florales,
y vi de cerca, junto a sus mejillas,
que el velo como trigo pequeñísimo
se doraba
al sol y al viento de otros dedos.
En algo han de tener razón los religiosos:
¿Cómo
tanta belleza en esos montes
y cascadas?
¿quién ama el mundo
cuando logra ser bello?
Y es cierto:
yo la vi embellecer contra mi vida
y no logré nunca volverla menos joven
ni menos bella en mi favor.
El amor embellece
y nadie lo detiene en esos casos.
Yo la vi embellecer,
con mala envidia,
sin pizca de literatura:
la vi afinar el texto marfilino
de su fisonomía,
vi andar la primavera por su piel
en dos semanas – y era enero -;
vi sus senos medianos florecer,
los troncos de sus muslos redondear,
su pelo en sedas de ceñida flama
desplegarse;
vi la vida crecer en torno suyo
como en invernadero de carnes opulentas
y florales,
y vi de cerca, junto a sus mejillas,
que el velo como trigo pequeñísimo
se doraba
al sol y al viento de otros dedos.
En algo han de tener razón los religiosos:
¿Cómo
tanta belleza en esos montes
y cascadas?
¿quién ama el mundo
cuando logra ser bello?
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