Vulcões
Amado Nervo-Los Volcanes
Cuando surgen las albas radiosas,
los Volcanes nos fingen al par
dos inmensos montones de rosas
que el mes de las flores olvidó al pasar.
Cuando el sol su divino tesoro
manda al valle de luz tropical,
los Volcanes parecen de oro:
dos cúpulas áureas de un templo ideal.
Mas que lleguen las tardes, y, entonces,
a su luz los volcanes serán
como dos fortalezas de bronces
qie siempre velando por México están.
Cuando surgen las albas radiosas,
los Volcanes nos fingen al par
dos inmensos montones de rosas
que el mes de las flores olvidó al pasar.
Cuando el sol su divino tesoro
manda al valle de luz tropical,
los Volcanes parecen de oro:
dos cúpulas áureas de un templo ideal.
Mas que lleguen las tardes, y, entonces,
a su luz los volcanes serán
como dos fortalezas de bronces
qie siempre velando por México están.
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