Como um conto
Es como un cuento-Teresa Martín Taffarel
En aquellos tiempos lejanos acontecieron muchas cosas. Sin embargo no se notaban porque iban sucediendo de a una, siempre por primera vez, y la memoria estaba recién estrenada.
Después pasó lo que tenía que pasar. Seguro que hubo lágrimas. Seguro que hubo caracolas y estrellas. Y zapatos mojados y lápices sin punta. Y pasteles de azúcar y naranjas olorosas... Pero se perdieron las cuentas y quedaron unos pocos reflejos enteros.
Ahora se llaman AYERES y asoman en una mirada distante que se empeña en seguir inaugurando mañanas. Y en volver a saludar al duende.
¿Habrá que inventar de nuevo la palabra mágica que ordene las hojas de los árboles y que dirija el canto de los pájaros? ¿O será que está próximo el tiempo de los horizontes tardíos?
Allá, detrás de los jardines, permanecen los tiempos lejanos. Y allí está, porque no se han perdido, las aventuras iniciales, los instantes fugaces, que jugarán a esconderse entre las sombras para proteger sus cuerpecitos inocentes.
Mientras tanto los otros, los que vuelven una y otra vez a la memoria porque creen ser los elegidos, se siguen gastando en los espacios de cada evocación.
Y la historia va contándose a sí misma en esta imagen cambiante de seres renovados y sueños imprecisos que entretejen sus hilos en la sucesión de olvidos y recuerdos. Es como un cuento que empezó una vez en un antiguo reino y acabará cuando un beso de amor nos despierte para ser felices.
En aquellos tiempos lejanos acontecieron muchas cosas. Sin embargo no se notaban porque iban sucediendo de a una, siempre por primera vez, y la memoria estaba recién estrenada.
Después pasó lo que tenía que pasar. Seguro que hubo lágrimas. Seguro que hubo caracolas y estrellas. Y zapatos mojados y lápices sin punta. Y pasteles de azúcar y naranjas olorosas... Pero se perdieron las cuentas y quedaron unos pocos reflejos enteros.
Ahora se llaman AYERES y asoman en una mirada distante que se empeña en seguir inaugurando mañanas. Y en volver a saludar al duende.
¿Habrá que inventar de nuevo la palabra mágica que ordene las hojas de los árboles y que dirija el canto de los pájaros? ¿O será que está próximo el tiempo de los horizontes tardíos?
Allá, detrás de los jardines, permanecen los tiempos lejanos. Y allí está, porque no se han perdido, las aventuras iniciales, los instantes fugaces, que jugarán a esconderse entre las sombras para proteger sus cuerpecitos inocentes.
Mientras tanto los otros, los que vuelven una y otra vez a la memoria porque creen ser los elegidos, se siguen gastando en los espacios de cada evocación.
Y la historia va contándose a sí misma en esta imagen cambiante de seres renovados y sueños imprecisos que entretejen sus hilos en la sucesión de olvidos y recuerdos. Es como un cuento que empezó una vez en un antiguo reino y acabará cuando un beso de amor nos despierte para ser felices.
1 Comments:
At 6:35 am, June 25, 2005, Unknown said…
Hola, por aquí de visita, que gusto, te sigo teniendo entre mis favoritas.
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